Quisiera
contarles algo acerca de la heroica resistencia de Aintab. Este hecho, como
comentaré más adelante, marcó fuertemente la historia y el destino de mi
familia paterna.
Según
el historiador argentino de origen armenio Pascual Ohanian, a comienzos de la
Gran Guerra la población total de Aintab era de alrededor de 80.000 personas,
de las cuales 36.000 eran armenios.
En
abril de 1915, al igual que en el resto de los vilayetos donde habitaban el ermení milletí (“nación armenia”), llegó
la orden del gobierno turco de deportar a todos los armenios que habitaban las
ciudades de la región de Cilicia y de Van. Los armenios de Van armaron la
autodefensa y resistieron al exterminio en una notable epopeya.
En
Aintab la orden fue cumplida a medias por las autoridades locales, ya que la
mayor parte de las profesiones y oficios útiles de la ciudad era ejercida por
armenios. Sin embargo esta orden fue confirmada por el Ministerio del Interior
en julio de 1916 y la prefectura local esta vez la acató sin miramientos.
A
la deportación de los armenios de Aintab le siguió la llegada de los mohadyir
(refugiados), en su mayoría kurdos y turcos, que fueron enviados allí por el
gobierno otomano para ocupar las casas de los armenios que fueron obligados a
abandonar la ciudad. Ejemplo de ello es la casa de la familia Nazarian, que aún
existe y a la cual me referiré en otro artículo.
Mapa histórico del antiguo reino armenio de Cilicia.
Aintab pertenecía al mismo.
La
guerra en Oriente culminó en octubre de 1918 cuando el Imperio Otomano fue
obligado por los aliados a firmar el armisticio de Mudros. Ilusionados con la
paz los armenios de Aintab que sobrevivieron al plan de exterminio, al igual
que el de otras ciudades de Cilicia, regresaron a su tierra.
Allí
se hallaron ante la triste realidad de que sus bienes habían sido saqueados y que
sus casas estaban ilegalmente ocupadas por los mohadyir musulmanes.
Sin
embargo, las matanzas masivas iniciadas en 1915 se detuvieron momentáneamente y
los armenios de Aintab –aun despojados de sus hogares- se refugiaron en una
parte de la ciudad, separada del sector musulmán con muros y barricadas: mi
abuela, ya viuda, y sus dos hijos sobrevivientes –mi padre y mi tío Puzant-
también regresaron.
En
enero de 1919 el ejército británico entró victorioso en Aintab, tomó el control
militar de la ciudad y permaneció hasta fines de 1919, cuando fue relevado por
las fuerzas francesas.
Sin
embargo, el plan francés era lograr de los nacionalistas turcos que dirigía
Mustafá Kemal –recordemos que el Imperio otomano y el poder del último sultanato
estaban en proceso de disolución- un amplio y generoso acuerdo. Así, el
comandante del ejército francés Françoise Picot se reunió en secreto con Kemal
en la ciudad de Sivas (Sebastiá, en idioma armenio) para negociar un plan de
paz que incluyera la retirada francesa de Aintab y de las principales ciudades
de Cilicia a cambio de la obtención de importantes beneficios financieros y
comerciales.
Fruto
del plan acordado, los franceses se retiraron de Aintab a mediados de marzo de
1920 y sin mayor pérdida de tiempo el ejército de los nacionalistas turcos
sitió la ciudad. Los armenios se pertrecharon en el fuerte abandonado los
franceses y en su barrio, y comenzaron una heroica resistencia que se extendió
durante diez largos meses. El barrio armenio se organizó en once puestos
defensivos y por momentos incluso pasaron a la ofensiva, apoderándose de las
mezquitas de Kozanlí y Sheij Chamí.
Mi
padre, presente en el sitio de Aintab cuando era un niño de poco más de diez
años, me habló de un famoso cañón construido por los armenios con materiales
caseros. Supe mucho después, por algunas pocas referencias historiográficas
existentes sobre el tema, que esa fundamental pieza de artillería tenía el
nombre de Vresh (“venganza”)
La
tenaz resistencia obligó a los franceses a regresar e intervenir nuevamente en
Aintab: el 13 de agosto de 1920 bombardearon el sector turco y para el otoño
las tropas de la defensa –entre armenios y franceses- creció hasta llegar a
15.000 hombres.
El
8 de febrero de 1921 los turcos debieron capitular y los franceses se retiraron
nuevamente, pero esta vez con los armenios que sobrevivieron.
Para
mi familia, como lo señalé al inicio de este artículo, el fin de la resistencia
de Aintab fue un hecho decisivo en sus vidas por dos motivos: Por un lado, lograron
salvar sus vidas pero, a cambio de ello, abandonaron Aintab para siempre.
Con
sus pocas pertenencias, mi abuela y sus dos hijos dejaron atrás ese cielo y marcharon
hacia Iskenderún (Alexandreta) donde los aliados aún mantenían el control
militar de la región.
Es
increíble la inveterada tergiversación que hace el Estado turco respecto de su propia
historia: en febrero de 1921, cuando el ejército de Kemal Ataturk se rindió
ante las fuerzas francesas y las milicias armenias, luego de diez meses de
fallidos intentos por conquistarla, el parlamento turco le cambió el nombre a la
ciudad de Aintab y decidió denominarla “Gaziantep”, que significa “Aintab la
veterana” o “la guerrera victoriosa”. ¿Victoria para quiénes?
Cuando
yo era pequeño –tendría seis o siete años, no muchos más- todos los primeros de
abril –mejor dicho, el domingo inmediatamente posterior a esa fecha- iba con
mis padres a la vieja casona que la Unión Patriótica de los armenios de Aintab
tenía en la calle Niceto Vega, casi
esquina Acevedo (hoy en día, calle Armenia).
Luego de permanecer cerrada durante muchos años, hace algunos años esta casa fue reabierta. En los años de mi niñez, muchos de los sobrevivientes directos de la gesta de Aintab y sus familias almorzaban juntos ese primer domingo de abril, recordaban a sus muertos y (por qué no) se animaban a imaginar un futuro bajo este otro cielo.
Luego de permanecer cerrada durante muchos años, hace algunos años esta casa fue reabierta. En los años de mi niñez, muchos de los sobrevivientes directos de la gesta de Aintab y sus familias almorzaban juntos ese primer domingo de abril, recordaban a sus muertos y (por qué no) se animaban a imaginar un futuro bajo este otro cielo.
El 1º de abril era la fiesta del coraje de los
armenios de Aintab y mis padres nunca faltaban a esa cita imborrable.
Es una pena que las actuales generaciones ya no recuerden, con el mismo fervor que nuestros abuelos, esta fecha tan importante.
Es una pena que las actuales generaciones ya no recuerden, con el mismo fervor que nuestros abuelos, esta fecha tan importante.
Hola, gracias por esta memoria de la que pocos armenios tienen noticias En ella, has descrito la trayectoria de mi padre, contemporáneo del tuyo hasta la huida por Alexandretta. Saludos
ResponderBorrarGracias Violeta por tu comentario: fueron muchos que transitaron el mismo camino. No los olvidemos.
ResponderBorrarEstimado Rubén. Un gusto contactarme con usted. Me presento, Juan Carlos Tagtachian, porteño, pero 100% nieto de aintabtsís. Me interesa su proyecto, aunque no sé si llegó a terminarlo. Mi idea es doble, compilar un libro que cuente la formación de la comunidad armenia en Aintab (cerca de 1100) hasta el abandono forzado en 1920, contemplando aspectos históricos, sociales, económicos, culturales, políticos. Estoy buscando información al respecto y también historias de familias, como las nuestras, de raíces aintabtsís. He recopilado un listado de 1200 refugiados nacidos en Aintab que se radicaron en Argentina, EE.UU. y Canadá, usando fuentes oficiales. Teniendo en cuenta que cerca de 1900 había 36.000 habitantes armenios en Aintab y a un promedio de 4 hijos por familia, siento que este trabajo va por buen camino aunque toda ayuda es bienvenida. Le dejo mis datos de contacto por si considera útil establecer un diálogo sobre estos temas. 15 55 97 37 86 y tagta@tagta.com.ar. Saludos cordiales
ResponderBorrarEstimado Rubén. Un gusto contactarme con usted. Me presento, Juan Carlos Tagtachian, porteño, pero 100% nieto de aintabtsís. Me interesa su proyecto, aunque no sé si llegó a terminarlo. Mi idea es doble, compilar un libro que cuente la formación de la comunidad armenia en Aintab (cerca de 1100) hasta el abandono forzado en 1920, contemplando aspectos históricos, sociales, económicos, culturales, políticos. Estoy buscando información al respecto y también historias de familias, como las nuestras, de raíces aintabtsís. He recopilado un listado de 1200 refugiados nacidos en Aintab que se radicaron en Argentina, EE.UU. y Canadá, usando fuentes oficiales. Teniendo en cuenta que cerca de 1900 había 36.000 habitantes armenios en Aintab y a un promedio de 4 hijos por familia, siento que este trabajo va por buen camino aunque toda ayuda es bienvenida. Le dejo mis datos de contacto por si considera útil establecer un diálogo sobre estos temas. 15 55 97 37 86 y tagta@tagta.com.ar. Saludos cordiales
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