Una
frase muy común en esta parte de América dice que todos los pueblos que
conocemos descienden de algún otro; salvo los argentinos, que descienden de los
barcos.
Mi
familia llegó con los barcos.
Eso
fue hace mucho tiempo, en otro siglo.
Mi
familia vino aquí desde un lugar muy lejano. Desde un lugar donde el idioma, la
vestimenta, los aromas, las creencias y las comidas son muy diferentes.
Ese
lugar hoy se encuentra en la frontera entre Turquía y Siria y se llama
Gaziantep, pero todos los que provienen de allí la siguen llamando por su
antiguo nombre bizantino: Aintab.
Poco
menos de trece mil kilómetros lineales separan a Aintab de Buenos Aires. Con
los modernos aviones que existen hoy en día, y con una serie de escalas programadas
adecuadamente, esta distancia se puede recorrer en poco menos de veinte horas.
Cuando
en el año 1926 mi padre se lanzó a la aventura de venir a América, esa decisión
implicaba un largo viaje que se prolongaba durante más de treinta días por
mares y océanos.
Ya
voy a hablarles de eso, cuando llegue el momento.
Olvidé
contarles que mi familia es de origen armenio. Allá, bajo otro cielo y en otro
siglo, la mayoría de los armenios eran súbditos del Imperio Otomano. Al igual
que los kurdos, los judíos, los griegos, los árabes y otras etnias que
habitaban ese enorme territorio.
Digo
esto para que quede claro; para poder entendernos y no verme en la obligación
de volver a cada rato sobre las mismas cuestiones:
Los
armenios no son turcos.
Los
armenios no son musulmanes.
Los
armenios no son ortodoxos.
Soy
argentino y ya cumplí más de cincuenta años. Mi mujer y mis hijos también son
argentinos, al igual nuestros primos, amigos y compañeros de trabajo. Pese a
las diferencias, a todos nos une esa marca originaria de ser los descendientes
de aquellos que alguna vez descendieron de los barcos.
Decidí
que era un buen momento para contar la historia de una de esas familias. Elegí
la mía, porque la conozco bien y porque me pareció importante dejar un modesto testimonio mientras aún tenga la memoria intacta.
Emocionante. Abrazo de ala !!
ResponderBorrarIntenté escribir alma y el teclado me cago .....
ResponderBorrarGracias, Ajui, por acompañarme siempre en cada uno de mis proyectos. Es un privilegio para mí contarte entre mis mejores amigos. Un gran abrazo.
BorrarRubén te conocí cuando tenías aprox 1 año a lo mejor en algo te puedo ayudar, conocí a tu abuela, tío y tus padres, excelentes y serviciales vecinos, voy a seguir tu blog con atención, abrazo amigo!!!
ResponderBorrarGracias Carlos querido, por el recuerdo que tenés de ellos. Lo mismo pensaban ellos de tus padres. Por supuesto que todo aporte, aunque sea una breve anécdota que recuerdes será más que bienvenida. Gracias
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