sábado, 7 de febrero de 2015

La rama paterna de Aintab: las familias Achdjian y Demirdjian


Los apellidos de los armenios que vivían en el Imperio Otomano se referían casi siempre al nombre de sus ancestros o a los oficios que éstos realizaban; en algunos casos el apellido también hacía referencia a alguna característica o defecto físico. Con cada uno de estos elementos -generalmente expresados en idioma turco- se armaba el prefijo del apellido, al que se le agregaba el invariable sufijo “ian”, que significa “hijo de” o “descendiente de”.
Así, por ejemplo, el apellido Bedrosian significa “hijo de Pedro”; Kemurdjian, “hijo del carbonero” o Topalian, el “hijo del rengo”.
El apellido original de mi familia paterna era Aliksanian (hijo de Aliksan, Alejandro) pero, a fines del siglo XIX, mudó por el de Achdjian.
Tengo que aclarar que “Achdjian”, tal como fue registrado por las autoridades francesas en el pasaporte a mi padre, es una forma incorrecta de transcribir este apellido. En realidad, debió haberse escrito Ashdjian o, mejor aún, Aschian, que es la forma más adecuada para pronunciarlo.
En idioma turco, la palabra aşçi (se pronuncia ash-chi) significa “cocinero”. Pues bien: ese era el oficio que realizaba mi bisabuelo en Aintab.
En aquel entonces, un cocinero era un personaje más o menos célebre en cualquier ciudad o pueblo. Además de las comidas diarias que preparaba para otros, el aşçi era el responsable de organizar los banquetes nupciales, que duraban varios días y convocaban a un gran número de invitados.
La familia de mi bisabuelo se componía de su esposa –desconozco su nombre- y cuatro hijos: dos varones y dos mujeres. Contaba mi padre que mi bisabuela era una persona de muy baja estatura, que contrastaba con el voluminoso porte de su marido. Cuando algún comensal le preguntaba a mi abuelo por ella, él le respondía que esperara un momento. Entonces, él dejaba por un instante el mostrador, se dirigía a la cocina y regresaba con ella, trayéndola bajo su brazo, como quien carga con un pequeño paquete.
En la única fotografía que conservo de aquella familia se los puede ver con claridad. Es una foto de estudio, con esos telones de trompe l´oeil que simulan fastuosos paisajes inexistentes. 
En el centro del retrato, como era de uso, se situaban los padres, las piedras basales de la familia. Rodeándolos, sus hijos, ubicados de pie: las hijas, más próximas a sus padres, y los varones cubriendo el centro posterior de la escena.
Mi abuelo –que en la foto aparece como el primero de los hijos varones, comenzando desde la izquierda- se llamaba Manasseh. Es un nombre bíblico que refiere a una de las doce tribus de Israel y que yo mismo recibí como segundo nombre. 
En el momento de ser retratado mi abuelo era apenas un muchachito que no aparenta más de dieciséis o diecisiete años. Está vestido, al igual que el resto de los miembros de su familia, con sus mejores prendas y un típico fez de fieltro. Un bigote incipiente le cubre, apenas, los labios superiores. Su hermano parece ser mayor en edad, asunto que no podría afirmar, tampoco refutar.
La fotografía lleva la firma de un tal Halladjian pero carece de fecha, aún en su reverso. Sin embargo, voy a tratar de aventurar una posible datación.
Supongamos que mi abuelo contara, como era costumbre en aquel tiempo, algunos años más que mi abuela –digamos, cuatro-, entonces posiblemente hubiera nacido en 1878. A este año, le agrego los dieciséis que, calculo, tendría mi abuelo en ese momento: este retrato, el único que existe sobre esta familia, debió ser tomado entre 1895 y 1896.

Retrato de la familia Achdjian, en Aintab (circa 1895). 
Mi abuelo, Manasseh, es el primero de los varones, comenzando por la izquierda

Vayamos, ahora, a mi abuela paterna, Yeprouhí Demirdjian a quien sí llegué a conocer. Ella nació en Aintab en 1882 y falleció en Buenos Aires a principios de julio de 1968, a poco de que yo cumpliera cinco años.
El nombre Yeprouhí (se pronuncia “ie-pru-hí”) alude al Eufrates, ese río extenso al que los armenios llaman “Ieprad” y los árabes “Murad”. Su apellido de soltera, Demirdjian, daba cuenta de que alguno de sus antepasados había sido herrero.
Yeprouhí tenía una hermana menor, quien fue la madre de mi tía Annaly. De modo que mi padre, Artín y mi tía Annaly eran primos hermanos. Más adelante hablaré de ellos.  

Mis abuelos Manasseh y Yeprouhí se casaron en Aintab el año 1904. Al menos así estaba grabado en el interior de la alianza de oro que le  perteneció a mi abuela, y que mi madre conservó luego de su muerte.
Las fotografías que tengo de ella la describen como una mujer de gesto severo. Es lógico: la vida fue demasiado severa para con ella y esa característica quedó para siempre impregnada en sus gestos. Enviudó muy joven (a los 36 años) con dos pequeños hijos varones, y una tercera niña que murió de inanición a muy temprana edad, cuando los armenios de Aintab debieron huir de la “limpieza étnica” organizada por el gobierno turco. Así me lo contó siempre mi padre.
Les decía que Manasseh y Yeprouhí tuvieron tres hijos que nacieron vivos. Imagino que, tal vez, hayan tenido previamente otros intentos malogrados. Esto es un dato que infiero del largo tiempo que media entre la fecha de matrimonio y el nacimiento de mi padre, en 1910. Seis años de matrimonio sin haber tenido hijos era un tiempo demasiado largo, pero –vuelvo a decirlo- es, apenas, una inferencia.
El 19 de marzo de 1910 nació mi padre y fue bautizado en la fe cristiana. Presumo que su bautismo pudo haber tenido lugar en la Iglesia apostólica armenia de Surp Azdvadzazín (Santa Virgen), que era el principal templo armenio de la ciudad de Aintab y que hoy sigue existiendo, aunque transformado en mezquita.
Presumo, también, que mi padre pudo haber nacido un poco antes de lo que indican los registros. Así solía comentarlo mi abuela, quien decía que su hijo mayor nació mientras ocurrían las matanzas de armenios en la provincia de Adaná. Este hecho está muy bien documentado y tuvo lugar en abril de 1909, en vísperas de la Pascua cristiana.
Relacionado con esto, el nombre de mi padre alude claramente a esta celebración: Artín es el apócope del nombre Harutiün, que en idioma armenio significa “resurrección”, con lo cual es muy posible que hubiese nacido durante las pascuas del año 1909.
Cuatro o cinco años más tarde, también en Aintab, nació mi tío Puzant, único hermano vivo de mi padre. La fecha de registro de su nacimiento data del 16 de agosto de 1914. 
De esa otra hermana, la pequeña muerta de hambre durante las persecuciones, no nos queda ningún otro dato.

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