Los
apellidos de los armenios que vivían en el Imperio Otomano se referían casi
siempre al nombre de sus ancestros o a los oficios que éstos realizaban; en
algunos casos el apellido también hacía referencia a alguna característica o
defecto físico. Con cada uno de estos elementos -generalmente expresados en
idioma turco- se armaba el prefijo del apellido, al que se le agregaba el
invariable sufijo “ian”, que significa “hijo de” o “descendiente de”.
Así,
por ejemplo, el apellido Bedrosian significa “hijo de Pedro”; Kemurdjian, “hijo
del carbonero” o Topalian, el “hijo del rengo”.
El
apellido original de mi familia paterna era Aliksanian
(hijo de Aliksan, Alejandro) pero, a fines del siglo XIX, mudó por el de Achdjian.
Tengo
que aclarar que “Achdjian”, tal como fue registrado por las autoridades
francesas en el pasaporte a mi padre, es una forma incorrecta de transcribir
este apellido. En realidad, debió haberse escrito Ashdjian o, mejor aún, Aschian,
que es la forma más adecuada para pronunciarlo.
En
idioma turco, la palabra aşçi (se
pronuncia ash-chi) significa “cocinero”. Pues bien: ese era el oficio que
realizaba mi bisabuelo en Aintab.
En
aquel entonces, un cocinero era un personaje más o menos célebre en cualquier
ciudad o pueblo. Además de las comidas diarias que preparaba para otros, el aşçi era el responsable de organizar los
banquetes nupciales, que duraban varios días y convocaban a un gran número de
invitados.
La
familia de mi bisabuelo se componía de su esposa –desconozco su nombre- y
cuatro hijos: dos varones y dos mujeres. Contaba mi padre que mi bisabuela era
una persona de muy baja estatura, que contrastaba con el voluminoso porte de su
marido. Cuando algún comensal le preguntaba a mi abuelo por ella, él le
respondía que esperara un momento. Entonces, él dejaba por un instante el mostrador, se
dirigía a la cocina y regresaba con ella, trayéndola bajo su brazo, como quien carga con un pequeño paquete.
En
la única fotografía que conservo de aquella familia se los puede ver con
claridad. Es una foto de estudio, con esos telones de trompe l´oeil que simulan fastuosos paisajes inexistentes.
En el
centro del retrato, como era de uso, se situaban los padres, las piedras basales de la
familia. Rodeándolos, sus hijos, ubicados de pie: las hijas, más próximas a sus
padres, y los varones cubriendo el centro posterior de la escena.
Mi
abuelo –que en la foto aparece como el primero de los hijos varones, comenzando
desde la izquierda- se llamaba Manasseh. Es un nombre bíblico que
refiere a una de las doce tribus de Israel y que yo mismo recibí como segundo
nombre.
En el momento de ser retratado mi abuelo era apenas un muchachito que no aparenta
más de dieciséis o diecisiete años. Está vestido, al igual que el resto de los
miembros de su familia, con sus mejores prendas y un típico fez de fieltro. Un bigote incipiente le
cubre, apenas, los labios superiores. Su hermano parece ser mayor en edad,
asunto que no podría afirmar, tampoco refutar.
La
fotografía lleva la firma de un tal Halladjian pero carece de fecha, aún en su
reverso. Sin embargo, voy a tratar de aventurar una posible datación.
Supongamos
que mi abuelo contara, como era costumbre en aquel tiempo, algunos años más que mi abuela –digamos, cuatro-, entonces posiblemente hubiera nacido en 1878.
A este año, le agrego los dieciséis que, calculo, tendría mi abuelo en ese
momento: este retrato, el único que existe sobre esta familia, debió ser tomado
entre 1895 y 1896.
Retrato de la familia Achdjian, en Aintab (circa 1895).
Mi abuelo, Manasseh, es el primero de los varones, comenzando por la izquierda
Vayamos,
ahora, a mi abuela paterna, Yeprouhí Demirdjian a quien sí llegué a conocer. Ella nació
en Aintab en 1882 y falleció en Buenos Aires a principios de julio de 1968, a
poco de que yo cumpliera cinco años.
El
nombre Yeprouhí (se pronuncia “ie-pru-hí”) alude al Eufrates, ese río extenso
al que los armenios llaman “Ieprad” y los árabes “Murad”. Su apellido de
soltera, Demirdjian, daba cuenta de que alguno de sus antepasados había sido
herrero.
Yeprouhí
tenía una hermana menor, quien fue la madre de mi tía Annaly. De modo que mi
padre, Artín y mi tía Annaly eran primos hermanos. Más adelante hablaré de ellos.
Mis
abuelos Manasseh y Yeprouhí se casaron en Aintab el año 1904. Al menos así
estaba grabado en el interior de la alianza de oro que le perteneció a mi abuela, y que mi madre
conservó luego de su muerte.
Las
fotografías que tengo de ella la describen como una mujer de gesto severo. Es
lógico: la vida fue demasiado severa para con ella y esa característica quedó para siempre impregnada
en sus gestos. Enviudó muy joven (a los 36 años) con dos pequeños hijos
varones, y una tercera niña que murió de inanición a muy temprana edad, cuando los
armenios de Aintab debieron huir de la “limpieza étnica” organizada por el
gobierno turco. Así me lo contó siempre mi padre.
Les
decía que Manasseh y Yeprouhí tuvieron tres hijos que nacieron vivos. Imagino
que, tal vez, hayan tenido previamente otros intentos malogrados. Esto es un
dato que infiero del largo tiempo que media entre la fecha de matrimonio y el
nacimiento de mi padre, en 1910. Seis años de matrimonio sin haber tenido hijos
era un tiempo demasiado largo, pero –vuelvo a decirlo- es, apenas, una
inferencia.
El
19 de marzo de 1910 nació mi padre y fue bautizado en la fe cristiana. Presumo
que su bautismo pudo haber tenido lugar en la Iglesia apostólica armenia de
Surp Azdvadzazín (Santa Virgen), que era el principal templo armenio de la
ciudad de Aintab y que hoy sigue existiendo, aunque transformado en mezquita.
Presumo,
también, que mi padre pudo haber nacido un poco antes de lo que indican los
registros. Así solía comentarlo mi abuela, quien decía que su hijo mayor nació
mientras ocurrían las matanzas de armenios en la provincia de Adaná. Este hecho
está muy bien documentado y tuvo lugar en abril de 1909, en vísperas de la Pascua
cristiana.
Relacionado
con esto, el nombre de mi padre alude claramente a esta celebración: Artín es el apócope del nombre Harutiün, que en idioma armenio significa
“resurrección”, con lo cual es muy posible que hubiese nacido durante las
pascuas del año 1909.
Cuatro
o cinco años más tarde, también en Aintab, nació mi tío Puzant, único hermano vivo
de mi padre. La fecha de registro de su nacimiento data del 16 de agosto de
1914.
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